Un viaje en tren

Martín está sentado junto a la ventana, con el ceño levemente fruncido y la mirada fija en el paisaje que se desliza rápido. Tiene 38 años, una vida con sus golpes y aprendizajes, y un corazón que guarda tanto nostalgias como esperanzas. Sabe que este viaje no es solo un desplazamiento físico, sino un trayecto lleno de significados que se revelan con cada estación. Desde que nació, se subió a este tren sin elegirlo, sin saber cuánto duraría ni quiénes compartirían ese viaje con él. Recuerda a sus padres, los primeros pasajeros con los que compartió vagón. Pensó que serían eternos compañeros, pero aprendió que, inevitablemente, ellos se bajarán en alguna estación, dejando un asiento vacío y un silencio que pesa. Mientras observa a su alrededor, ve subir a otros pasajeros: hermanos, amigos, amores. Algunos llegan con sonrisas y esperanza, otros con heridas y secretos. Algunos se sientan cerca, otros...