Oportunamente
Era viernes por la tarde, y en su florido balcón, guarecido
por la inmensidad de los árboles a ambos costados de la calle, Sara buscaba
respuestas. El día había sido tan largo como toda su última semana, en la que
se la había pasado dudando, más que sintiendo. Esperando el momento perfecto,
más que el indicado.
Justo allí, donde ella pensó que su relación actual, que acababa de invitarla a pasar un fin de semana a solas, no era lo suficientemente seria y entonces eligió quedarse en su casa.
Justo allí, donde horas más tarde, su jefe le había propuesto
cambiar de oficina y tener mayor responsabilidad, pero ella pensó que pondría
en riesgo su carrera y optó por rechazarla.
Justo allí, donde días atrás, y junto a su ex marido,
truncaron la posible carrera de su hijo en el tenis diciéndole que era mejor que
estudiara.
Pero en esta historia había otra Sara…
Una que se fue ese fin de semana y se terminó
enamorando.
Una que le dijo «sí» a su jefe, y su carrera tuvo un
salto exponencial.
Una que hoy vive en Europa, porque su hijo es una
estrella del tenis profesional.
Y también en esta historia existe una Sara más…
Una que en ese fin de semana, supo que la relación no
prosperaría y la cortó sin perder tiempo.
Una que aceptó el cambio de oficina, y se dio cuenta
que la propuesta no alcanzó para seguir en esa empresa.
Una que apoyó a su hijo en sus sueños, pero se quedaron
en su país.
Una misma Sara con historias diferentes, llenas de
caminos, bifurcaciones y de momentos de decisión. Donde negarlas, sería estar
ciega. Donde no aprovecharlas, sería ser necia. Oportunidades únicas para
tomar, ya que siempre, cualquier decisión, la dejarían en otro mejor lugar.
Hermoso negrito
ResponderEliminar