El comienzo de los días
A Valentina le temblaban un poco las manos mientras deslizaba el dedo por la pantalla para confirmar el pasaje. Ese “clic” no solo compraba un vuelo, sellaba una decisión. No sabía si era valentía o desesperación, pero había llegado el momento de irse. Otra ciudad. Otro país. Otro mundo. Las despedidas no siempre se gritan. A veces se dicen en un abrazo largo o en una frase que parece más liviana de lo que es: "Mantenme al tanto" . A veces se llora en silencio, en el taxi al aeropuerto, cuando la ciudad se ve por última vez desde la ventana trasera. Valentina llegó sin mucho más que dos maletas, algunas palabras sueltas en otro idioma y una mezcla constante de miedo y entusiasmo que no le daba respiro. Los primeros días no sabían de costumbre: todo era nuevo, cada cosa era un primer momento. Primera vez en ese supermercado. Primera vez que se subía a ese tren. Primera vez que se reía con alguien que no entendía del todo. Prim...